miércoles, 4 de julio de 2018

Confirman un despido por tocar la cadera a una subordinada y decir "qué buena está".

El Tribunal Superior de Justicia de Canarias considera que el jefe de bar de un hotel que tocó la cadera a una subordinada y le dijo "qué buena estás" incurrió en un delito de acoso sexual y, por tanto, su despido por estos hechos fue procedente. 

La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en la sede de Las Palmas ha estimado el recurso de la empresa Fuert Can SL, dedicada a la explotación hotelera, contra la sentencia del Juzgado de lo Social que en 2017 declaró improcedente el despido del trabajador por acoso sexual y obligó a readmitirle o pagarle una indemnización de más de 21.000 euros.

El tribunal concluye que "la mujer cuando trabaja, al igual que el hombre, tiene derecho a hacerlo en un clima de cordialidad, pero sobre todo de respeto, y no es respetuoso ni tiene en cuenta la dignidad propia que se alabe tu condición física como mujer en lugar de ponderarse la calidad de tu trabajo. Esto es lo que crea buen ambiente y es socialmente admitido".

Cachetadas en el trasero

La empresa comunicó el despido disciplinario al jefe de bar de hotel el 30 de junio de 2016 tras conocer la denuncia de la trabajadora y abrir su protocolo contra el acoso sexual en el trabajo.

Ésta, en un "estado de ansiedad considerable" manifestó a los responsables de Recursos Humanos que "desde el inicio de su relación laboral sufre bromas de carácter sexual con manifestaciones verbales haciendo referencia a su físico, especialmente hacia su trasero, expresándole ella que no le gustan esas bromitas. A raíz de las vacaciones del Jefe de Bares, quedando el despedido como responsable, se intensifica el acoso que la trabajadora siente, de tal manera que comienzan las cachetadas en el trasero, rozamientos en barra y comentarios como 'si estuviese soltero estaríamos desgastados' y proposiciones de ir al office 'a hacerlo', según la denuncia de la empresa.

Según la misma denuncia, el hombre habría cogido a su subordinada de la falda y le habría dado besos en el cuello sin su consentimiento hasta que ésta le apartó. Desde entonces, habría tomado represalias contra ella cambiándole los turnos. 

La empresa tomó testimonio a otros trabajadores que confirmaron que el hombre hacía comentarios sexistas a todas las trabajadoras, pero especialmente a la denunciante, y que habían visto cómo le tocó la cadera y le dijo "mira qué buena está".

Es acoso sexual

La Sala estima que, aceptando (como dijo el Juzgado de Instrucción) que sólo quedó probado que le tocara la cadera y le dijera "qué buena está" tal hecho es constitutivo de una infracción en el Estatuto de los Trabajadores.

"Tales manifestaciones no son muestra de compañerismo", destaca la Sala, "porque además de de innecesarias, requieren para ser admitidas sin reproche de una expresa aceptación por su receptor", que en el caso de autos, "en ningún momento ha sido acreditado".

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