jueves, 26 de julio de 2018

Lidl cancela un contrato de 500 millones de euros con SAP.

La cadena alemana de supermercados Lidl ha anunciado la ruptura de un proyecto con SAP, tras siete años trabajando en él y tras gastar 500 millones de euros.

Tal y como han informado los medios germanos, la decisión se ha tomado tras siete años desde la introducción del sistema. Desde entonces el proyecto, denominado Elwis, llegó a “devorar” cientos de millones de euros, principalmente por los costes asociados a consultores TI y pago de licencias.

Se puso en marcha en 2011 y se perfiló como el sistema que iba a transformar la compañía. El objetivo era reducir los costes de mantenimiento de datos y llevar a cabo análisis de información y previsiones en tiempo real. Siete años después puede decirse que “Elwis ha muerto”.

Lidl esperaba del proyecto “menos complejidad y más velocidad” y ha dicho públicamente que la decisión no es contra SAP, sino que tiene que ver con el propio sistema. En la misma línea conciliadora se ha mostrado SAP, quien ha remitido un comunicado oficial en el que ha dicho que “continuarán trabajando juntos” y que la decisión “no afectará a la estrecha relación y cooperación en otras áreas”.

En efecto, la red de supermercados trabaja en otros proyectos con el gigante europeo de software.

A partir de ahora la compañía llevará a cabo su gestión con su antiguo sistema Wawi, que deberá actualizar “a prueba de futuro” y que incorporará también experiencias obtenidas del proyecto con SAP. Se hará gradualmente y con la participación de diferentes compañías, ha informado la propia Lidl a los medios germanos.

¿Por qué ha fracasado el proyecto?

Cancelar un proyecto de siete años de duración y tras haber desembolsado 500 millones de euros no es una decisión que se tome de la noche a la mañana.

La gran complejidad que exige la implantación de un sistema de este tipo y sobre todo, la larga durabilidad del mismo, chocan con las exigencias propias de la digitalización. Las empresas hoy tratan de responder con agilidad a las demandas del mercado; exigen que los proveedores de tecnología les ofrezcan soluciones sencillas, ágiles y adaptables a sus necesidades de negocio.

Esta no es, y ni mucho menos será, la primera historia del fracaso de un proyecto de transformación digital.

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