Trabajar por la noche está lleno de consecuencias que afectan a la salud y a la conciliación familiar. Estos problemas se agravan cuando se intercala el turno de noche con otro diurno, como le ocurre al cinco por ciento de los trabajadores en España, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo de 2015.
Estos empleados ni siquiera pueden adaptarse a dormir de día y trabajar de noche porque su ritmo de vida cambia de forma periódica para adecuarse a las necesidades de su empresa. "Al principio era una situación que afectaba al sector de la industria, pero ahora se está incorporando también el sector servicios", destaca a Verne José Luis Cebrián, socio especializado en derecho laboral del despacho de abogados Garrigues.
Con el aumento de comercios que abren 24 horas, como supermercados, restaurantes de comida rápida e incluso peluquerías, cada vez más personas trabajan durante la noche, ya sea de manera fija o rotativa. Los colegios profesionales con un porcentaje relevante de miembros en esa situación son la enfermería, medicina, transporte urbano y profesiones vinculadas a la industria química, destaca el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo (INSHT).
Sergio Rodríguez, de 36 años, lleva desde los 20 trabajando en una planta de producción de SEAT en Barcelona, donde casi todos los empleados tienen este sistema de turnos. Solo durante un año trabajó en un turno fijo nocturno. Lo prefiere a tener que cambiar cada tres semanas su horario de noche, mañana y tarde. Vive en un jet-lag permanente. "Cada vez que cambio de turno, necesito 2 o 3 días para habituarme", cuenta a Verne a través del teléfono.
"Cuando era joven todo era más fácil porque vivía a mesa puesta en casa de mis padres. Ahora que tengo dos hijos, tengo que robar muchas horas de sueño para poder conciliar y llevarlos al colegio. Mi mujer tiene jornada reducida a turno fijo y, cuando trabajo por las tardes, no la veo en todo el día", explica Rodríguez. Él mismo destaca "el mal humor y el cansancio permanente" como algunas de las secuelas que le produce este modo de vida.
El carácter irritable, la tendencia a la depresión y los cambios hormonales son solo algunas de las consecuencias de no dormir bien. La alimentación irregular provoca problemas digestivos y también se relaciona esta situación con problemas cardiovasculares si la situación se prolonga en el tiempo. Así lo explicaba en su día a Verne el doctor Eduard Estivill, especialista en medicina del sueño.
El médico defiende que la forma de paliar los efectos negativos del trabajo nocturno es dormir siestas durante el día y, precisamente, evitar a toda costa hacer un turno rotativo que complique mucho más el alternar sueño, trabajo y siesta.
¿Cómo combatir las consecuencias?
Si no queda más remedio que rotar incluyendo la noche, los expertos recomiendan que se haga siempre en un orden concreto que sería el del ciclo noche, mañana y tarde (N-M-T) y que los trabajadores mayores de 35 años no se expongan a esta situación.
Desde el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo (INSHT), dependiente del Ministerio de Trabajo, comentan a Verne que "al igual que cada empresa evalúa regularmente la seguridad estructural, como medidas de emergencia en caso de incendio, la prevención de riesgos laborales también debe medirse desde el ámbito psicosocial".
De esta forma, las compañías que cuenten con empleados que rotan por la noche deberían ofrecerles "revisiones médicas más habituales y que vigilen con mayor atención esos aspectos concretos que afectan a la salud de estos trabajadores", explican en el INSHT.
"Si lo solicitan, los trabajadores tendrán derecho a que se realice una evaluación gratuita de su estado de salud y a que se les asesore sobre la manera de atenuar problemas de salud relacionados con su trabajo", destaca el convenio sobre el trabajo nocturno de la OIT, que no se modifica desde el año 1995. La oficina española de esta organización recordaba en su día a Verne "se les debería garantizar un descanso de once horas por lo menos entre dos turnos".
Otras medidas para compensar la situación de estos trabajadores serían la de disfrutar de más vacaciones al año que el resto de empleados y de semanas de trabajo más cortas, que les ayude a establecer un sistema de descanso adecuado.
Pero ¿están obligadas las empresas a estas medidas? El abogado José Luis Cebrián recuerda que el artículo 36 de la Ley de Estatuto Trabajadores se centra en aquellas personas que trabajan por la noche de forma total o parcial. Pero que la legislación española "aporta medidas generales que los convenios colectivos de las empresas deben afinar" en función de sus necesidades.
"Por lo general, los convenios colectivos se centran más en compensar económicamente a estos trabajadores por su esfuerzo extra y en regular la productividad de las empresas, organizando los ritmos de trabajo; pero dejan más de lado esas coberturas médicas especiales. El beneficio económico de las empresas prima sobre la salud de sus trabajadores. A pesar de los avances en los últimos años, todavía hay un camino que recorrer en ese aspecto", lamenta Cebrián.
Vía verne.elpais.com
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